lunes, 17 de junio de 2013

EL REMOLINO (5)

cuento de seis capítulos 



                              














                  
                     CAPÍTULO CINCO  





















La situación comenzó a complicarse y la intriga y el temor del consejo de los Barbablancas a aumentar....

Fue alli entonces cuando recibo en mi casa un sobre negro con un papel muy blanco de manos de un desconocido encapuchado que cuando lo tomé en mis manos e incliné la cabeza sorprendido para ver de que se trataba, al alzar nuevamente la vista para hablar con el portador, éste ya no se encontraba alli, se había esfumado como por arte de magia.

En dicha carta me ofrecían una enorme suma de dinero, la cual no la voy a decir, ni tampoco voy a rebelarte mi identidad por razones de seguridad, ya que no deseo que le pase nada a mi esposa ni a mis hijos, a los cuales cuido mucho y creo que vos me vas a creer y entender mi actitud necesaria.

La condición era concurrir a ese pueblo y hablar con el Consejo de los Barbablancas, para lo cual tenía que recitar una clave que me proveyeron para realizar una investigación comunitaria. Se veia muy claro que estaban informados sobre mis antecedentes y capacitaciones en esas áreas.

Por otro lado mi situación personal se encontraba sumamente dificultosa en lo económico debido a una hipoteca tan grande sobre mis propiedades, que si no la afrontaba, en unos meses iba a terminar preso. Por lo que entonces, se me había presentado una gran oportunidad, lo cual era evidente que tanto los Capitalistas como los Consejeros sabían bien de mi situación y que de algún modo me tenían obligado  a aceptar la propuesta.

Le dije entonces a mi esposa que confiara en mi, dado que me habían ofrecido la gran oportunidad de mi vida. Entonces me ausenté de casa por treinta dias sin dejar ningún dato ni pista de mi destino, porque no quería exponer a mi familia. Por supuesto que cada tanto me comunicaría telefónicamente para darles la tranquilidad necesaria, a pesar de que mi mujer me conocía bien y sabía perfectamente mi manera de ser aventurera y no sería ésta la única vez en que me metería en un entrevero parecido.

Cuando me presenté ante el consejo, sus seis miembros me entrevistaron rigurosamente y a partir de entonces debería investigar a fondo la situación y proveerles de una solución concreta para asegurar la estabilidad del sistema. Me entregaron la mitad del dinero, al que inmediatamente guardé en una banco especial, cuyo remitente no constaba en ninguna parte, solo memorizando y tirando el número de la caja de seguridad con su clave de acceso e identificación por huellas dactilares,  de lo cual nadie mas que yo tenía conocimiento, para asegurarme de no ser robado.Y por supuesto, no me preguntes de que banco se trata, porque no te lo voy a decir.

A esa altura Don Salvatore junto a Santino, estaban armando una misteriosa torre, me decían los miembros del consejo, con materiales que recogían de la calle, con lo cual los tenía sumamente intrigados y bastante preocupados también.

Por otro lado la energía eléctrica de la población se estaba perdiendo gradualmente y no le encontraban explicación alguna.

Una de las primeras cosas que hice fue visitar a estos italianos munido del pase que me proveyera el Gobierno Central. Pero para sorpresa mía,  ni Salvatore, ni su hijo, ni su esposa eran personas complejas y con toda simpleza y sin misterio alguno me recibieron en su casa, la cual  resultó sumamente interesante, facilitándome también mi trabajo.
No tenían intenciones de ocultar nada y respondieron con sencillez todas mis preguntas además de convidarme con un vino blanco que ellos mismos hacían con miel, ciruelas cristal y uvas de su propia cosecha y elaboración, acompañado por un queso casero con pan a leña deliciosos.

La actitud sociable de los hijos de Santino y amistosa de los perros reflejaban claramente que eran una buena familia. Mientras charlamos supe que no tenían nada que ocultar, ya que vivían de sus propios cultivos y recolectaban del pueblo las cosas que la gente desperdiciaba y tiraba debido a que sus habitantes habían perdido toda capacidad de pensar, ignorando el valor de las mismas.

Lo que me resultó mas divertido  es que la torre que estaban haciendo, eran nada mas y nada menos que un molino que les iba a servir para extraer agua y producir corriente eléctrica que eran los dos elementos valiosos que en cualquier momento dejaría de haber en el pueblo debido a los abusos de la industralización, ya que no se había sabido prevenirse para la recuperación de la energía que estaban consumiendo acorde a la ambición desmedida de los grandes capitales. Fue precisamente donde con una complicidad implícita con éstos italianos, sellamos un acuerdo tácito sumado a un gran pacto de silencio de que nadie supiese que lo que estaban construyendo era un molino, pero a su vez como estaban tan incapacitados para pensar, no llegarían a sospecharlo siquiera. Puedo asegurar que nos entendimos sin palabras. Los pobladores no se darían cuenta de nada, porque tenían la inteligencia tan atrofiada que ni siquiera se notarían la utilidad de la extraña torre. Y los personajes del consejo mucho menos aún porque sus miembros estaban ciegos de ambición encerrados y debatiendo las cuestiones de intereses materiales y la de mantener para ello, bajo control a las personas.

Después de varios dias de permanencia en el pueblo durante los cuales observé minuciosamente a los pobladores, conductas, desempeño laboral y muchos detalles, me presenté ante el consejo para hacerles saber mis conclusiones, entrevistándome nuevamente con sus miembros, les dije la realidad como era mi estilo, lo cual implicaba hacerles saber que el sistema decaería  a corto plazo y que a ello se sumaría la falta de agua y energía eléctrica; sin escucharme no me quisieron entregar la segunda mitad del dinero y trataron de apresarme para recluirme en la isla para luego tirarme al mar y hacerme desaparecer, pero sin que nadie se diera cuenta de ello  gracias a Salvatore pude huir por un largo túnel que el y su hijo habían construido pacientemente,  con salida por una montaña hacia el mar, donde me estaba esperando el misterioso encapuchado con un barco a vela, el cual me llevó de regreso a mi casa por la noche.

A los Barbas les había insistido que era necesario que asumieran que en poco tiempo la población terminaría en desastre debido a la falta de agua y electricidad y que lo mas conveniente era que recibieran consejo de Salvatore y Santino, ya que ellos eran los únicos que los podrían salvar de ese desastre. 

Habiéndoles dado la solución a medias porque preveía la reacción que tuvieron, por lo que "ni lerdo ni perezoso" pude retirarme por la cueva entregándole una tarjeta mia al extraño encapuchado, para que se las llevase al consejo de los "barbas" por si reflexionaban y llegado el caso me llegasen a necesitar y aceptasen nuevamente de mi ayuda. 

Estaba muy claro que, solamente Don Salvatore, su familia y yo teníamos conocimiento sobre la solución de la crisis que se presentaría a la brevedad.....                  

2 comentarios:

  1. Pase lo que pase, Salvatore y los suyos tienen la manera de sobrevivir y ayudar a los demás, los Barbetas seguirán ciegos? A la espera, un abrazo Lao!

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  2. Waw... que interesante.... Vamos a ver en que resulta todo esto...

    Abrazos

    Isaac

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