martes, 27 de noviembre de 2012

CRECIMIENTO

Uno de los factores para ser mas feliz es entender que el único competidor real somos nosotros mismos. 
Debemos ganarle al que fuimos hace un ratito.
                              gracias por leer         
   
                                        lao paunero

martes, 20 de noviembre de 2012

(capítulo nueve) AVENTURAS Y DESVENTURAS DE DON GREGORIO

cuando leemos o nos cuentan una historia, queremos que tenga un final cien por ciento feliz. Que el príncipe se case con la princesa y que vivan para siempre.
Es natural que sea así y también que lo deseemos para nuestra propia vida.

Por otro lado sabemos que todo no suele cumplirse como lo anhelamos, por  aquello de "una de cal y otra de arena". A ésto no lo acostumbramos entender ni aceptar con plenitud aunque vamos intuyendo  que tiene una misteriosa razón de ser.

Pero si nos llegamos a enterar  que un relato podría tener un desenlace triste muchas veces escapamos leerlo o escucharlo.
También ello es natural según lo pienso, y tal vez ser así hace que nuestra existencia tenga mayor sustento.

A medida que recorremos el tiempo, asumimos con mayor realismo que la vida es el día nuestro de cada día, tal como se va presentando y sacándole buen jugo a esa naranja.
Completamos entonces los baches tristes y los rellenamos con la fantasía, el humor y otros rebusques que nuestra esencia nos provee.


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A Gregorio le fueron ocurriendo muchas cosas, de las unas y de las otras como a cualquier hijo de vecino.Hubo tantos sucesos que el mismo me fue contando, que no me alcanzarían estas páginas y tal vez abusaría de tu tiempo en relatarlos a todos. Por lo tanto voy a tratar de enfocarme en los puntos mas importantes, pero no podré obviar algunos de los pequeños detalles o comentarios al margen que me parecen significativos.

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Estábamos en aquel día en que Gregorio le había avisado a Don Manuel que no concurriría a cenar, ya que a la salida del trabajo, lo primero que hizo fue pasar por la pensión pensando en leer la carta de Luciana antes de irse para la cantina.
Revisó todas sus pertenencias, especialmente las que se encontraban en el bolso marinero. No hubiera podido encontrarla de no ser por su fino olfato y el perfume del sobre. Estaba todo arrugado en el fondo de aquel saco.
Entonces lo abrió rápidamente y extrajo una hoja toda borroneada por la humedad del suelo. Solamente pudo entender algunas palabras que pudieron notarse, tales como "fiesta", "ceremonia", "casamiento", "Caloggero" y al pie, la frase "te espero, Luciana"; imaginó que el contenido de la carta no era otra cosa que la corroboración de lo que ya había pensado , o sea que lo que le estaba anunciando era "que lo esperaba en la fiesta y ceremonia del casamiento con Carlos Caloggero".
Ésto le cayó como un balde de agua fría pensando que el hecho de que el perfume entonces había sido circuntancial, a pesar de que le había alimentado una duda sobre que aun ella mantendría vivo su amor por el   y "¡encima este Manuel!" lo impulsó a engordar el caudal de fantasía.
 Pero por lo menos, entendió luego de tranquilizarse un poco, que encontrarse con la carta le había servido para "afrontar la realidad" y que era normal  que le sucediera,"dado que como se presentaron las cosas, a cualquiera le pudo haber pasado lo mismo", pensó.

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De todas maneras tenía un gran enriedo en la cabeza y angustia en el corazón.Como era muy tarde , suspendió toda idea de ir a la cantina, igualmente entendió que no tendría sentido hacerlo. Se dio un baño y se tiró a dormir pensando en que ya habría pasado el primer charco y ahora debería decidir cual sería el próximo, aunque casi no se dio tiempo para mucha reflexión para poder entender claramente que el segundo tendría que ser encontrarse con sus padres y que tal vez por allí rondaba el meollo mas importante que afrontar y que ello le ayudaría a borrar el resabio de ilusión que le había quedado con Juliana....

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miércoles, 14 de noviembre de 2012

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE GREGORIO (capítulo ocho)

Llegó a ser tan grande mi amistad con Don Gregorio y fueron tantos los momentos compartidos que se hicieron callo en mi memoria y recurrentes en mis reflexiones durante toda la vida.

Como ya te había contado, lo visitaba casi diariamente cuando el era un anciano. A la mañana temprano o a la tardecita se repetía el ritual de compartir unos mates amargos, un rato de charla y en repetidas ocasiones yo le tendía una mano de ayuda en lo que necesitase, como subir al techo para hacer algún arreglo, atenderle la huerta y otros menesteres. Pero cuando  tenía tiempo me quedaba a escuchar sus historias, a las que solía repetir una y otra vez; pero a mi no solamente no me cansaba escucharlas nuevamente, sino que siempre les encontraba detalles nuevos que incluso me daban muchas enseñanzas para mi propia vida. Creo que nunca he tenido un intercambio tan intenso y aleccionados como en las conversaciones de Don Gregorio al que nunca podré olvidar. 

Habían pasado tantos años desde aquél viaje a Tandil.

Recordarás que gran parte de esta historia comenzó cuando Gregorio siendo muy joven impulsado por sus ideales de búsqueda de rumbo y la necesidad de tomar distancia con respecto a su  familia, entonces resolvió alejarse para encontrar caminos y respuestas. Inicialmente acostumbrado a un estilo de traje y corbata  trabajó durante mucho tiempo en una estancia de Paysandú, Uruguay, conoció entonces un estilo de vida muy diferente al que estaba acostumbrado pero comprobó que se podía adaptar fácilmente y  que le quedaba a medida; regresó de nuevo al Puerto de Buenos Aires e hizo de peón en un circo donde pierde su caballo sin encontrar explicación, justo en los dias en que consiguió un trabajo fijo y lugar donde dormir y alimentarse en una cantina italiana que regenteaba Don Alfeo con cuya hija Luciana se inició una mutua simpatia que terminó en romance; recordarás entonces que, encontrándose en la cantina conoce al señor Irazabal, un hombre vestido muy formal que le toma una prueba y le ofrece un trabajo en la Aduana, donde Gregorio pone a prueba toda su capacidad para el desempeño de su labor y don de  gentes. Fue entonces que Don Manuel, dueño de un bodegón que conoció casualmente al buscar donde almorzar, ya que le quedaba de paso entre su trabajo y la pensión en que se hospedaba, le ofrece viajar a Tandil.
Gregorio aprendió tantas cosas en estos dias que le hicieron tomar conciencia de sus propias capacidades, desarrollarse en ellas, tratando cotidianamente con diferentes inmigrantes. Pero lo mas importante fue su evolución interior, tomando progresiva conciencia del lazo con sus padres y desarrollándose en consecuencia la necesidad de verlos. Mientras tanto tuvo que cargar sobre sus hombros muchos sufrimientos, entre ellos, la decepción de que justo cuando iba a encontrarse con Luciana para dar un paso mas serio en la relación con ella,  había llegado de Italia Carlos Caloggero, el prometido de ésta para matrimoniarse.
Se alejó de la Cantina y a partir de entonces no volvió a verse con esta italianita, solamente vio a sus padres en ocasión de despedirlos antes del viaje, quedándose con la idea de que estarían organizándose para la boda.
Mientras estaba en la Granja Doña Nolfa, recibió un sobre perfumado que la joven le había enviado y que éste guardó sin abrir en el fondo de su bolso marinero olvidándose de su existencia porque daba por supuesto de que era una carta que le avisaría de la ceremonia y festejo del casamiento, y por descontado de que no iba a poder asistir a dichos eventos por su viaje a la granja del primo de Don Manuel localizada en un paraje llamado Tandil. 

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Estábamos entonces en aquella etapa de grandes confusiones y planteos en Gregorio.
Hacía una semana que había vuelto del viaje y, obviamente regresado a su trabajo. 
Diariamente almorzaba y cenaba en el Bodegón con la condición de que Don Manuel le cobrase, lo cual a esta altura de la relación no lo quería hacer, recordemos incluso su propuesta pendiente de que fueran socios. Le había dicho..."¡hombre somos amigos!" "¡no quiero que me pagues!"; ante lo que Gregorio le respondió que ..."con mayor razón es que pienso pagarte".
Esos detalles de educación, fueron los que entre otros aspectos, lo hacían un ser respetado y querible por quienes lo trataban.

Es que en realidad, es de verdadera amistad el valorar el trabajo del otro. Esta es una cuestión que no todos la comprenden con claridad y que algunos de hacen que no comprenden sacando ventaja a una relación fingida.

Otras de las características que tenía, era que sabía escuchar  un consejo siempre que le fuera dado con respeto...

Así fue como Don Manuel con cierta sabiduría y afecto le dijo un dia "mira que si un dia te encuentras enredao en tus pensamientos, lo que tienes que hacer es empezar por el callo que mas te duele", ésto lo hizo asociar con lo que le habría dicho Don Alfeo cuando lo vio muy confudido justamente en la ocasión en que el Señor Irazabal le habría ofrecido el trabajo... "amici en la vida       
tené que salir primero de un charco para depué pensar en el otro"

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Esa noche estaba acostado en la pieza de la pensión mirando hacia el techo y se le cruzaban esos dos consejos, de esas dos personas tan significativas como lo eran Don Manuel y Don Alfeo. Se durmió pensando y preguntándose "¿cual será el callo que mas me duele? ¿cual es el primer charco que debo pasar?"

También se le pasaba la idea sobre "¿que le aconsejarían sus padres sobre ésto?". Pero se daba cuenta de que mucho caso no tenía tal planteo, porque nunca habían sido de darle consejos explícitos al menos. Pero como los amaba tanto, los justificaba diciéndose que seguramente sus razones tendrían para ser así y en consecuencia no los juzgaba para nada.

Es evidente que, aunque no se diera cuenta, los dones reflejados en su actitud ante sus padres, de algún lado los habría recibido ¿no?

Se le cerraron los ojos del cansancio y lo atrapó Morfeo tan pesadamente como aquella vez en la que había estado tirado en la entrada de la estancia de Paysandú.

Se durmió muy profundo soñando todo el tiempo con la linda y simpática Italianita. Hasta bailaron tarantela y todo.

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Por la mañana se despertó sobresaltado porque era la hora de su trabajo y ahora que era director mas todavía porque debía dar el ejemplo, aunque siempre había sido cumplidor.

A la hora del almuerzo cuando fue al bodegón, en el momento en que Manuel se sentó en su mesa le exclamó " ¡ya descubrí cual es el callo!", ante lo que el gallego largó una fuerte carcajada recordando  sus propias palabras.
Luego le hizo el comentario de que no iría a cenar esa noche y Manuel con una amplia sonrisa le dijo "¡pues eso ya lo sabía, hombre!"

sábado, 10 de noviembre de 2012

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE GREGORIO (capítulo siete)

Así fue entonces como fueron pasando esos largos días en Tandil. Divertidos y con grandes e inesperadas experiencias para Gregorio, como también el haberse hecho de nuevas amistades.

Pero lo cierto era también que en su intimidad se iba desarrollando  una cierta nostalgia que nunca había experimentado a ese nivel. Pero Manuel y Pedro, estaban muy curtidos con la experiencia del desarraigo y sin que el lo notara lo comprendían y lo sabían tratar con gran delicadeza y sabiduría. De sus bocas no salían comentarios y ni siquiera se miraban entre ellos con respecto a estas cuestiones,le tenían un enorme respeto que era hábito muy cultivado en ellos, pero  se podía adivinar que lo seguían muy de cerca en sus sentimientos.

Como llenaba el dia muy bien ocupado se distraía bastante hasta que llegada la  noche se le acentuaba la tristeza y  sensación de ganas de volver a sus raíces, a pesar de no darse cuenta del todo de esos padeceres. En ocasiones como éstas es la vida la que suele sacudirnos de algún modo para que despertemos.

Olvidaba decirte que desde que llegaron a la granja, Don Manuel enviaba y recibía correspondencia semanalmente desde Buenos Aires, con la intención de controlar el bodegón y otros negocios . También por ese medio, habían mandado una carta a Don Irazabal el jefe de la Aduana para avisarle con tiempo suficiente de la intención de quedarse los tres meses ofrecidos.

En uno de los envíos, había llegado la sorpresa de un sobre perfumado cuyo remitente era nada menos que  Luciana la italianita de la Cantina; claro está, los padres de ella habrían tomado debida nota de la dirección cuando se fueron a despedir: Granja Doña Nolfa, paraje de la Cascada Grande, inmediaciones de la Villa Don Bosco, Partido de Tandil, Provincia de Buenos Aires. Esa carta inesperada hizo palpitar a Gregorio durante unos instantes, pero de manera rápida decidió dejarla cerrada y guardada en el fondo del bolso marinero diciéndose que seguramente era para participarle del casamiento, por lo que ni siquiera quizo abrirla. Con el pasar de los días dejó archivado el asunto en un recóndito escondite de su memoria. A tal punto que se olvidó casi completamente, ya que aunque tuviera la intención de ir a saludar a los novios y compartir con ellos lo que seguramente sería una gran celebración y fiesta, su viaje se lo impedía. Manuel muy respetuoso no le dijo ni mu del asunto.

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Pero como se suele decir vulgarmente, todo lo que empieza termina. Eso por supuesto que a todos les daba tristeza. Pero la noche antes de la partida, para contrarrestar  la amargura que  suelen 
 tener estas situaciones, hicieron una fiesta muy alegre y musiquera.

La despedida, como se habrá de suponer fue de abrazos  y promesas de volverse a  ver y de que les enviarían novedades a los viajeros, ni bien diera a luz Nolfa, la mujer de Don Pedro, porque faltaba un mes para que ello ocurriera si los cálculos no fallaban; pero todos sabían que pasaría mucho tiempo para verse de nuevo y era preferible pensar asi para no tener que sufrir. Y por sobre todo, ninguno de los grandes era tan fuerte como para soportar ver llorar a los chicos, esos intuitivos del futuro por naturaleza; para ellos es que Gregorio dejó algunos regalos hechos por sus manos y unos dulces que había traido de La Capital. 

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Subieron a  la carreta que los iría a llevar de regreso. Era diferente ya que contaba con  dos caballos para reemplazo y dos ruedas de repuesto  y de mejor calidad ya  que eran reforzadas y también se notaba a las claras que el conductor era mucho mas baqueano que el de la ida. Y como comentario al margen te digo que esta vez no había ayudante. Entonces extrañaremos la diarrea  dijo Manuel riendo a carcajadas, despertando el entusiasmo de Gregorio logrando dibujarle alguna que otra risa e iluminándolo a tiempo como a una vela que estaba por apagarse.

No obstante, enseguida estuvieron en silencio durante gran parte del viaje y ninguno de los dos miraba para atrás.

Al tiempo les dio un poco de hambre y disfrutaron del jamón serrano, acompañado con pan de leña y vino de miel convidando desde luego al carretero.

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Lo que nunca supe entender, es porqué los regresos son mucho mas cortos que los viajes de ida, al menos eso parece. Sin embargo, en algunos aspectos es como leer un libro , ver una película o una pintura por segunda vez; encontramos muchos nuevos detalles, pero de cualquier modo el tiempo corre mucho mas rápido. Aunque no creo que éste pueda cuantificarse si lo calculamos por el lado desde el ángulo interior.

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Hay momentos para hablar poco y meditar mucho.

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 Las personas temperamentales y creativas como Gregorio, curiosas y buscadoras de respuestas, ya que todo les produce  nuevos interrogantes. Muchas veces se pasan de pensar y está bien que dudar sea conveniente, pero exagerar con ello no es bueno porque también se  suelen  equivocar por ello.

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Hay etapas de la vida en que parecen abrirse todas las puertas juntas. Una y otra, una y otra,y  una y otra.
Y si al temperamento se suma que la persona en cuestión tiene mucha estampa y a su vez carisma para vincularse y caer bien a los otros, se suman mas puertas y mas anchas aún.   

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Se podría decir que Gregorio se encontraba sin darse cuenta, en  el punto mas neurálgico y esencial de su vida.
Estaba por definir sus rumbos mas importantes y lo criterios que lo conducirían en adelante.


"La vida es una cosa seria que requiere de decisiones valientes y de saber improvisar calculando que suelen presentarse imprevistos", recordó repentinamente esas palabras que le había dicho su papá, a pesar de que no acostumbraba a hablar mucho, además de no haber tenido o buscado quizás ocasiones para ello. Sin embargo la distancia y el tiempo suele hacer maravillas con los lazos afectivos.


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Hay momentos especiales en la vida, en los que se combina el instinto con la razón y que sumados a la circunstancias debemos aventurar decisiones y jugarnos por un acierto con margen de error. Esos factores cierran una ecuación definitiva y definitoria que dentro de una vida, marcan una historia.

Gregorio era consciente de todo ésto y tendría entonces varios asuntos que arreglar. Y algunas decisiones esenciales que tomar. Hizo entonces como si pusiera esas cuestiones sobre la mesa, como si se tratara de un rompecabezas. Digo asi, porque Gregorio asi era, puramente práctico por un lado e imaginativo por el otro.

Por una parte Don Irazabal, su jefe, le propuso obtener la jerarquía de Director y los aprendices, entre otros, serían sus subalternos, ya que estaban bastante prácticos en la tarea y ello se debía a la orientación y ejemplo que nuestro personaje les había proporcionado.

Por otro lado Don Manuel quería que fuera su socio, dado la confianza que le había tomado por su capacidad tanto en cocina y negocio, como en su don de  gentes en lo que el mismo se sentía superado. Su idea era abrir nuevos bodegones en la zona de La Boca, inmediata al Puerto de Buenos Aires. Se trataba de un negocio con grandes y tentadoras perspectivas.

Tampoco estaba para descartar la propuesta de Benancio, el hijo del viejo cacique tehuelche, de viajar y radicarse en La Patagonia, donde residían sus familiares, quienes si bien mantenían muchas tradiciones aborígenes que a Gregorio lo seducían, no eran ya una tribu propiamente dicha.Tenían muchas posibilidades al alcance de la mano, de heredar una gran fracción de tierras para dedicarse a la cría de ganado ovino de primer nivel, tanto para consumo como obtención de lanas de calidad y extracción de un bien muy preciado que le llaman lanolina según le había explicado. Esta propuesta lo hacía dudar mucho porque el solo hecho de trabajar en el campo lo tentaba muchísimo.

Pero no podía sacarse la idea de sus padres, de saber como estaban y  si necesitaban o no de su presencia.
 Golpeaban en su mente y corazón permanentemente y en aumento debido al afecto que sentia por ellos y la necesidad de verlos.Obviamente que la distancia produce estos efectos con las personas a las que se quieren. A pesar de que  recién cuando nos encontramos tomamos conciencia aún mas de la magnitud de estos sentimientos.

Menos mal que decía que los regresos son mas rápidos. Pero en esta historia queda demostrado que a pesar de ser asi, también es un tiempo mas cabedor a juzgar por el cúmulo de ideas que corrían por Gregorio.

Asimismo cuando faltaba poco para llegar, Manuel le lanzó un consejo con todos los riesgos que implica jugarse por un amigo. Fue algo asi como si lo hiciera despertar de un sueño o le adivinase su interior mucho mas que el mismo muchacho.....¡date una pasada por la cantina hombre!

Igualmente un cúmulo de dudas lo torturaban ya que muchas veces somos contradictorios y parecemos resistirnos a "tomar el toro por las astas"