lunes, 22 de agosto de 2011

RUMBO AL QUIRÓFANO

Me atiende la señora empleada. Mi primer paso es, tener en cuenta de que se trata de un ser humano como uno. Que tiene su vida propia y que tuvo que dejarla a un costado para atenderme. Todo un conjunto de intereses privados a un costado, para entrevistarme y llenar el cuestionario de internación. Pude percibir que la atención que brindaba era sincera, no sobreactuaba.
Como en mi es muy natural mirar mas allá de las narices, detecté la casi implícita curiosidad de mujer, que tanto bien hace a la convivencia.
Entonces le tiro un par de comentarios como para darle pie, lo cual, al margen del papeleo, me preguntó a que me dedico.Le respondí moderadamente y con respeto, dejando cuestiones en el aire, conservando un saldo a favor.
Finalmente se levanta y me acompaña hasta un gran pasillo diciéndome que esperase hasta que me llamen nuevamente.

Me encuentro entonces sentado junto a un montón de personas haciendo lo mismo. Una suma de mundos interiores que de cuando en cuando se juntaban sus miradas, como dándonos a entender que nos unía un tácito convenio firmado en el aire. Algunos hacían amagues de tirar la línea para ver si había pique de conversación.Estaban entonces, como suele pasar, los que hablaban, los que escuchaban, y los callados.

Me habían advertido que, por lo menos tendría que esperar una hora y media para poder ingresar al cuarto donde estaría la cama asignada esperándome. Preferí pensar en que serían unas dos o tres horas, por lo que entendí que estaria internado a eso de las trece.

El médico, muy buena gente, me había dicho que haría la cirugía entre las quince y dieciseis . Pero como prefiero calcular un margen de error, le agregué a mi expectativa, bastante mas tiempo. Viejo truco de viejo para manejar ansiedades y malos humores, evitando asi taquicardias y desgastes emocionales. Me hice entonces a la idea de que a las diecisiete mas o menos vendrían al cuarto las enfermeras para hacerme las preliminares. Ello incluye entre otras, el ultraje de despojarme de las vestiduras y hacerme vestir con esos ropajes ventilados donde uno está como "Dios lo trajo al mundo" y entregado como un jesús a ser crucificado con la cirujía.

No me van a llevar asi al quirófano le pregunté al médico que andaba dando vueltas por ahi. Ante lo cual me respondió con una broma de buen gusto y luego me aclaró que me iban a trasladar tapado con una sábana a la ida y al regreso cuando vuelva dormido también.......- Ahhh! le contesté, no sea cosa que la gente vea y comente, le complete en tono de broma.....

Terminado ese trance de preguntas. Me dijo que, "si no se complica, tal vez te puedas ir para tu casa esta noche"

Calculé en consecuencia que, "si no encuentra algo raro en la extracción, se extenderá la cirujía y tendré que quedarme en la clínica a dormir.Pero vale mas pensar en eso después".

Cuando salí de casa, le había dicho a Adela, mi compañera del alma y todo lo que implica, que se quedara tranquila y se tomara su tiempo para irme a buscar. Ella me hizo una sonrisa y dio un beso muy cariñoso y me despidió diciendo que eso era
asunto suyo.....

A mis hijos les había dicho que era cosa sencilla para no dramatizar y evitar temores innecesarios. Aunque me daba cuenta que algo de eso había.

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