miércoles, 24 de abril de 2013

CAMINO CON SORPRESAS (6)













cuento de seis capítulos

                                     CAPÍTULO FINAL



Cuando me decido a preguntarle a este extraño personaje para que me pusiera en contacto con el señor Cosentino, parecía querer eludir o ignorar mi pregunta;  primeramente puso mala cara e hizo una mueca muy nerviosa hablando hacia el costado con su imaginario amigo y luego salió contándome que la única comunicación que tenía con sus familiares eran mediante seis palomas mensajeras que había educado antes de alejarse de sus familiares. 
Me mostró el palomar y me explicó que las tenía para el caso en que tuviera que mandar algún aviso a sus parientes, refiriéndose a su esposa e hijos principalmente.

Por algo que había leído, me hizo pensar que estaba tratando con una persona esquizofrénica casi seguro; dándome cuenta de que tenía que ser muy prudente de mi parte porque suelen tener reacciones inesperadas, aunque suelen ser muy inteligentes y perceptivas.

No obstante con mucha precaución le pregunté nuevamente por el destinatario del envío que debía entregar y me respondió esta vez casi gritando y reflejando incomodidad, diciéndome... ¡ahora se lo llamo!

Entró entonces repentinamente a la habitación cerrando la cortina de la misma, que había en lugar de puerta. 
Enseguida pero por un rato se escucharon voces como si hubiera alguien discutiendo.
Se abrió de golpe la cortina y salió vestido con una bata color verde y una gorra de forma napoleónica exclamando "¡yo soy Cosentino! ¡quien vive!" empleando un tono de voz y un estilo tipo guardián antiguo de castillo medioeval. No dió tiempo a mi primer silencio que se produjo ante la sorpresa y desorientación que me causaba ver al mismo sujeto presentándose con ese nombre, momento en el cual casi se me escapa la risa debido a los nervios, pero que por suerte logré reprimir... porque a los pocos segundos  volvió a exclamar ...."¡quien vive!", está vez con un tono de voz mas alto.Y como a su vez portaba en forma amenazante, un pistolón tipo bucanero, aquellos que tienen la boca de salida muy agrandada, entonces como quien dice... .  "lo corrí para el lado que dispara" para evitar tener que salir huyendo enterito con cuerpo y todo; pero por el contrario quedé inmóvil e imbuido de frío y transpiración al mismo tiempo, respondiéndole en un tono parecido pero en actitud sumisa diciéndole "¡soy agente de correo señor!"...   "¡vengo a entregarle un envío!"... "¡señor!"

Tomó el envoltorio enseguida arrancándolo de mis manos y lo desenvolvió como chico de cumpleaños, rompiéndolo a manotazos y  a los apurones.
 De adentro sacó un paquete de tabaco para pipa, lo noté debido a mi olfato, una carta posiblemente de su esposa, un sobre con dinero, y unas cuantas fotos que serían de sus hijos creo, un abrelatas, hilo y agujas y varias cosas mas pero de segunda importancia...

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Debo reconocerte que el susto se me fue recién al rato, ya que mi cuerpo era un tembladeral. Este mismo señor se tomó un buen tiempo para revisar el envío y luego cambió de actitud, mas tranquilo se sacó el gorro y la bata, y a la vez guardó el pistolón en un cajón de la mesa, e inmediatamente extendió sobre ésta todo el contenido de la encomienda y repentinamente se transformó regresando al personaje anterior, extraño también, pero mas apaciguado; retomando su hábito de hablar como si hubiera alguien a su costado, pero en forma mas serena que hasta ahora.
Por su propia iniciativa, sin ocultar el evidente deseo de que me fuera de su casa, con tono sorpresivamente amable me facilitó el regreso llamando con señales de humo y un silbido muy agudo que hacía con una extraña flauta alargada hecha con caña tacuara que hizo que de esa manera acudiera al llamado,  un joven de las inmediaciones que conducía  algo así como un carro lagunero arrastrado por cuatro caballos.
Incluso me insistió en pagar el viaje por su cuenta,lo cual me sorprendió, pero fue una gentileza que tuve que aceptar porque amenazaba violentarse de golpe en cualquier momento en que se volviera a sentir presionado por algo que fuera en contra de su propia voluntad.

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Este mismo conductor se encargó de contarme algunas anécdotas misteriosas del tal Cosentino que serían muy extensas de relatarte en esta ocasión.

Lo mas concreto era que tenía la profesión de médico psiquiatra, y que cansado del mundanal ruido  se había alejado de éste con aparentes intenciones definitivas de vivir casi totalmente aislado.....

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Me contó este joven, que casi todas las noches se lo suele ver concurrir a los bares que hay en la orilla  del gran río  , donde se encuentran los pescadores que asisten para intercambiar aventuras, beber y pitar pipa.

 Y Cosentino conversa con ellos como si fuera uno mas y supiera mucho sobre pesca, pescados y pescadores..........
Mientras hace ésto, sus perros se quedan echados dormitando en el lado de afuera.....

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 Me dijo también que los fines de semana suele vérselo mezclado con los visitantes y turistas, ofreciéndoles canastos de junco prolijamente realizados

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Cuando llegué a casa, noté que el viaje de regreso había sido mucho mas rápido.

Mis hijos aparecieron corriendo para saludarme y Clara me abrazó como si hiciera un año que no nos veíamos. Las mujeres saben, pensé, dado que eso era lo que me parecía que había durado, aunque en la realidad fueron solamente dos días.

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Al dia siguiente me dieron descanso en el trabajo. Todo volvió a lo de siempre por suerte, en paz y con la tarea cumplida. Ya a esa altura comencé a sentir como si nunca me hubiera ido a realizar ese viaje y preparándome para el próximo encargue del Irlandés y ansioso por continuar.


                                 Gracias por haber leido

                                                     Lao Paunero

4 comentarios:

  1. Dices "Cuando llegué a casa, noté que el viaje de regreso había sido mucho mas rápido."
    Y realmente es comprobable, sera que el deseo de llegar al hogar acorta los 60 minutos?

    Veo que este personaje dara para varios cuentos mas, si sigue trabajando en lo del irlandes

    Cariños

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  2. La verdad el hilo del cuento me fue llevando sin poder parar de leer hasta el final,gracias por compartir estas cosas.
    abrazo.

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  3. Lao, empecé a leer y me di cuenta de que me había perdido el capítulo 5, seguramente por la publicación de dos posts en medio, y leí ahora todo de un tirón, qué terrible y graciosa anécdota la de este hombre! Bueno este es un final, esperemos nuevas historias, un abrazo!

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  4. Lo tenía pendiente... el final!
    Mira quién terminó siendo el tal Consentino, a veces a los médicos psiquiatras se les contagia la locura ajena, y qué mejor que buscarse un escape para salvarse a sí mismos. Sin dudas encontró su lugar.
    Muy buena historia, amena, con momentos de gran suspenso y que nos adentra en un ambiente agreste y pintoresco.
    Besos!
    Gaby*

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