miércoles, 18 de junio de 2014

2- UNA HISTORIA MAS O MENOS REAL
































SEGUNDA PARTE














Para un chico que como Jeremías, que había tenido una infancia de oro como el mismo me dijo, y se había criado "dentro de una burbuja" ni se le ocurre pensar que algún día, ésta podría pincharse.

Los psicólogos en general, sostienen que aquel que tuvo tanto, sufre mucho mas al perderlo, especialmente en lo afectivo. En cambio, aquéllos que tuvieron poco, inclusive en lo material, desarrollan defensas y son mas fuertes a la hora de los sufrimientos o pérdidas importantes, incluido el abandono familiar.

Y nuestro amigo del cuento me sorprendió con una reflexión que me estremeció y me dejó pensando,  diciendo que "a los animalitos les sucede lo mismo, por eso no tenés que darles lo que luego le  vas a quitar". "Por ejemplo a un perro, si lo acostumbrás a una caricia, a un hueso o a una cucha,  no se lo niegues después".

Ni te cuento como me hizo sentir esta observación de Jere, el que como se dice "me hizo poner la piel de gallina" por su agudeza y como lo reflejaba a el mismo metafóricamente te diría.

Pero en fin, es realmente cierto y  he comprobado en tantos casos  que un pibe criado en un cielo no puede generar defensas muy fácilmente para sobrevivir en un infierno. Y para chicos como éstos no se precisa mucho para obsequiarle un desastre. Cuando éste sobreviene tiene que improvisar, ya que enfrentar una dura realidad sin recursos  en un abrir y cerrar de ojos, le resulta sumamente muy difícil sobrellevarlo.

Y ciertamente, ese cambio brusco hizo que derivara en ser crucificado; al presentar problemas por haber sido encontrado durmiendo en el último vagón de un tren cuando solamente tenía once años de edad. "Estaba comiendo pan verde por la humedad del tacho de la basura". Me explicó que habían pasado un montón de días de los que ni se acuerda bien cuantos fueron , ya que como es lógico, los sintió como a una eternidad. "Que me quisieron agarrar unos tipos y sacarme la ropa, pero yo no entendía mucho", ya que creía que les interesaba la vestimenta para venderla porque su inocencia no le permitía darse cuenta de que lo que querían era abusarse.También me contó como fue que vivió en un depósito de chatarra donde lo dejaban quedarse a cambio de trabajo duro, manipulando mucho material de descarte que allí mismo compraban a los cartoneros para luego revender. Me contó que no les interesaba mucho saber de su situación personal y le imponían la condición de que no le contara a nadie sobre donde se encontraba alojado. Yo sabía que era muy frecuente que los depósitos chatarreros alojasen a jóvenes fugados, porque si algo les sucede por accidente o lo que fuere, nadie se enteraría de su destino, dado que esos lugares no suelen ser muy controlados. Vienen a ser algo así como los llamados "aguantaderos", donde se refugian fugitivos y viven con códigos muy diferentes a los que estamos acostumbrados.

Fue internado entonces en el Instituto donde lo entrevisté por primera vez y felizmente, conseguimos por voluntad de los dos, construir un lazo de confianza .

"Usted si que me escucha" repetía a cada momento...

Este chico era ahora un expediente caratulado como Fuga de Hogar, y ese  rótulo sería inamovible hasta que fuera mayor de edad; y aún así, le quedaría como una especie de espesa mancha negra para el resto de su vida. Y por esas cosas del destino, me había sido asignado su seguimiento por muchos años, hasta el momento de su egreso....

Cada vez que lo visitaba en el internado, lográbamos que me compartiera una parte mas de su historia y entenderlo cada vez mejor. Agarró mucha confianza conmigo porque le demostré interés por su persona y ante los hechos que me contaba, de ninguna manera tendría la postura soberbia de creer que podría estar en su lugar; porque solamente el podía  saber lo que había sufrido. "Nunca vas a estar en mis zapatos" solía decirme y por supuesto, se lo admitía muy respetuoso de sus palabras y de su historia tan fuerte.

Así fue como terminé sabiendo algo no comprobable, que era que en realidad lo había arrojado a la calle su propia madre y como ésta era, lo que se dice "una señora de bien" y de buen concepto en el vecindario, nadie le creería a el, sino a ella. Me tuve que callar porque sino me iban a alojar en el instituto de "los pibes malos", me dijo con un lenguaje algo infantil.....

Te hago notar, que en ningún momento durante todo el tiempo en que lo conocí, dio muestras de rencor para con sus padres, todo lo contrario, reflejando un corazón noble. Incluso llegó a decirme un par de veces que "no tenía porqué juzgar sus comportamientos ni entre ellos o para con el, porque no era quien para hacerlo". Pero esa actitud me hacía dar cuenta que sufría mucho mas entonces, lo cual me recordaba aquella reflexión de Santa Teresa creo, la cual decía que "quien mas ama, mas sufre" o algo parecido.

7 comentarios:

  1. Bien, me gusta Lao, un fuerte abrazo desde la lejanía.

    ResponderEliminar
  2. LAO
    Es cierto, quien más ama, más sufre, se trate de chicos abandonados que no guardan rencor con su familia, o de perritos. Yo estoy de acuerdo en darle todo el amor del mundo a los animalitos y a las personas, solo que las personas (los chicos) piden muestras de amor material que si hay que limitar (golosinas, juguetes, horarios para ir a dormir inconvenientes, permisos perjudiciales, etc) en cambio con los animales eso puede pasar. Te cuento que hubiera sido una pésima mamá, porque odio poner límites, en cambio con mis animles, bue, si me ensucian el piso, me rompen cosas todo se los consiento, no pasarán de ser animalitos malcriados, que siepmre vivirán conmigo, con todo el mimo del mundo, pero si un hijo mio fuera criado asi, luego sería un inadaptado social, jaja. Por eso, LAO siempre digo que es mucho mejor ser una buena dueña de un perro que una madre neurótica. Actualemtne estoy muy feliz porque encuentro a muchísima gente igual que yo, chicas jóvenes y señoras de mi edad que toman a sus animalitos de la calle como a sus hijos, y no tienen hijos pero abrazan este destino con vocación maternal, QUE VIVA LA TERNURA, LOS ABRAZOS Y EL AMOR. Te cuento que compré un libro llamado MILAGROS, la fuerza sanadora detrás de un apasionante testimonio de autocuración de PAUL PEARSALL, y habla de nuestra capacidad para ser HACEDORES DE MILAGROS, usando nuestro tiempo personal cuántico en vez del lineal cósmico, (él tenía leucemia irreversible y milagrosamente remitió el cáncer). Yo lo estoy aplicando, para mi, luego te cuento, baci

    ResponderEliminar
  3. Seguiremos con la tercera parte.

    Hay corazones que no guardan rencor ni odio y eso los salva.

    Saludos Lao.

    ResponderEliminar
  4. Lo más triste, es que aún en muchos lugares del mundo ocurren estas desgracias. Los niños, son los seres más vulnerables ante la maldad de algunos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Eso de los que "tuvieron mucho" y los que "tuvieron poco" es muy, muy real.

    ResponderEliminar
  6. Ya llegó la parte triste, pero si vos estás interviniendo, seguro tendrá un final reconfortante, un abrazo Lao, acá te sigo!

    ResponderEliminar