martes, 12 de marzo de 2013

CAMINO CON SORPRESAS (2)














cuento de seis capítulos

                                CAPÍTULO DOS



como te dije, había cruzado la villa orillera y me encontré con un  gran pantano frente a mi y tampoco quería que se hiciera muy tarde porque de dia era muy distinto atravesar el pantano con su selva marginal, como se la denomina, que cruzar la villa de regreso durante la noche, ya que era sumamente insegura porque  a la oscuridad no habría vecino que me protegiera de ser atacado o robado y de nada me serviría haber hecho buenas migas con sus habitantes porque a esas horas abundaban las personas de mal vivir, contrabandistas y otros seres extraños poco confiables, que no eran precisamente los lugareños.

Por suerte había tomado algunas precauciones, entre ellas, además de avisarle a mi esposa Clara, de  que si no llegaba durante el dia no se preocupara porque era preferible pernoctar en algún lugar seguro que andar caminando por la noche; y la otra previsión era que llevaba un equipo adecuado, como agua , comida suficiente y otros artículos varios como bolsa de dormir, botiquín, fósforos de seguridad, libro de fuego y etc,etc.
 El botiquín llevaba lo básico, los fósforos son unos que tienen la caja impermeabilizada con un baño de cera para que no se mojen y el libro de fuego son unas hojas de material combustible llamado ruberoid que yo mismo preparé por si tuviera que encender una hoguera para calentarme, cocinar o cuidarme de ocasionales alimañas y las ramas y hojas estuviesen mojadas. También llevaba una lona para reparo del viento o el frio y  felizmente unas buenas botas pantaneras que tuve que utilizar durante casi todo el trayecto de ida; éstas te protegen del agua y de los riesgos de mordidas que suelen haber por esa clase de lugares. 
Es interesante que te mencione el preparado con que me untaba para que los mosquitos no me picaran, hecha con clavo de olor macerado en alcohol fino y mezclado con aceite de perfumería, lo cual aprendí de unos pescadores del norte del pais en uno de mis viajes.

Ésto me hacía pensar en que la experiencia es mas importante que un buen equipo; la cual no es adquirida si no pones ganas, viveza y curiosidad.

Poco a poco aunque no tan despacio, lo espeso se transformó en espesura y habían cada vez mas ramas entrecruzadas por el suelo y muchos árboles tapando el cielo y al ratito  tropecé con un chancho salvaje que me quizo dar un topetazo que felizmente  esquivé amedrentándolo con un cayado hecho con un palo fuerte que había levantado por el camino, al cual le había amarrado muy firme en la punta, mi cuchillo de monte, aunque por lo menos en esta ocasión y por suerte, no tuve que dañar a ese peligroso pero hermoso animal.

No te voy a mentir ni engañar ni exagerar ni un ápice en lo que te voy contando, pero en el camino avisté varias culebras enormes colgadas que tiraban mordiscos, menos mal que gracias a algunos conocimientos que poseo supe darme cuenta de que no eran serpientes, es decir ofidios venenosos, debido a la forma de la cabeza, el cuerpo y las características de sus escamas.
A alguien entrenado como yo le resulta fácil distinguirlas, modestia aparte....

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Entre otros riesgos también habían muchas arañas que aparecían amarradas de sus insuperables telarañas, o desde atrás de las cortezas de los troncos; pero no les temía tanto a las grandes como a las muy chiquitas, ya que éstas te toman por sorpresa porque son las que precisamente no se ven tan fácilmente y algunas suelen ser tan ponzoñosas que te producirían la muerte sin que llegases a darte cuenta que fue lo que la causó, ya que ocurre al rato de haber sido envenenado.

Los mosquitos que aparecieron fueron los de patas largas cuyo nombre científico desconozco y me pareció que no eran tan peligrosos; pero me seguí untando con el preparado que te conté para que por lo menos no me picaran y de paso pude comprobar sus excelentes resultados.

Los muy molestos de turno fueron los tábanos, que como es su especialidad, aparecen de golpe y que yo sepa, no hay repelente ni nada que los ahuyente y te pican fuerte para chuparte la sangre sobre todo cuando detenés la marcha. Lo que si, no representan ningún peligro y según mi entender, no son portadores de ninguna enfermedad y por lo que lo único que te queda por hacer es sacártelos de encima como puedas.

Pero no todo fueron malestares, ya que agudizando los sentidos, no me perdí de ver y escuchar el canto de hermosas aves, como los pirinchos o guira guira, calandrias, jilgueros y muchos mas, cuyos silbidos y cortejeos llenaron mi espíritu;  como el caso de un lindísimo martín pescador que no cantaba pero me conmovió verlo alimentarse con una vista y concentración extraordinaria; también vi a un hermoso zorro que se quedó quieto mirándome como adivinando que no corría peligro; hallé a una familia completa de carpinchos que nadaban en la superficie de la parte mas profunda y cada tanto se sumergían; igualmente observé peces que saltaban en el agua, patitos de colores diversos, una pareja de cisnes, nutrias en cantidad y diversas flores con sus perfumes y elegancia salvaje, tales como madreselva, jazmines chinos, calas, achiras, lirios de agua y muchas otras cosas que me     colmaron de felicidad.
 Asimismo por si fuera necesario, detecté hongos comestibles, moras, berros, caracoles y otras riquezas que utilizaría racionadamente y unicamente que estuviera en la  necesidad de hacerlo, por si se me terminaba el alimento que traía conmigo, situación muy improbable de suceder, pero no estaba de mas tenerlos en cuenta.

Me encantó también ver y escuchar a las hermosas ranitas de árboles, las cuales son simpáticas y pintorescas, aunque mucho tiempo después me vine a enterar que algunas de ellas son muy venenosas; pero igualmente las disfruté  sin que hubiera riesgo porque suelo ser bastante respetuoso de las criaturas que abundan en la naturaleza no tocándolas y manteniendo distancia para no alterarlas y al mismo tiempo soy muy agradecido de poderlas contemplar.

Mas tarde me preocupó la aparición de una nube de libélulas que suelen anunciar la proximidad de la lluvia y a pesar de que había llegado a la otra orilla del inmenso pantano, estaba oscureciendo rápido y muy pronto debido a la hora y a la presencia de nubes  oscuras... no obstante no haberme detenido mucho precisamente para no atrasarme, solamente había hecho paradas de unos diez minutos para cubrir necesidades de mi propio organismo y también para beber un poco de agua de una de mis dos caramagnolas y comer alguna cosa muy ligera que llevaba en unas pequeñas bolsas...

5 comentarios:

  1. Lao, qué corajudo que sos! Por más belleza que uno encuentre en esos parajes, el peligro a mí al menos me acobardaría bastante, pero seguramente como decís al conocerlo lo podés enfrentar mejor, sigo el relato, un abrazo!

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  2. De verdad que se necesita mucho valor para atravesar eso, pero también la manera de poder disfrutar al máximo lo que la naturaleza ofrece, dentro de que el trayecto no era por "turismo de aventura" precisamente. Me llevo el remedio para los mosquitos con clavo, que lo ignoraba. Y una buena secuencia mental de lo que nos narras... Ah además de "caramagnola" que no conocía la palabra.
    Esperaré la tercera entrega.
    Abrazo, Lao!

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  3. Te soy sincera estoy con los cabellos de punta....arañas....viboras...cosas en el agua que muerden, por favor Lao es un cuento para el dia de las brujasssssss.
    No tenia lo del repelente para mosquitos , sabes? voy a probar.

    Saludos

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  4. LAO
    Este capítulo es maravilloso, muy visual, me gustaría ir ya a la reserva ecológica de la lucila (jaa, al menos es algo), LAO, uds con CLARA parecen LA FAMILIA INGALS moderna, jaja, en serio ?AHORA tienen muchas plantas en tu casa ?, yo quiero aprender a hacer bonsai, porque crecen arbolitos en mi terraza, bue, nene, hermoso capítulo, para filmarlo
    de vos, George Clooney, de Clara, Jennifer Aniston, para darles un toque actual, besos

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  5. Un paisaje sumamente muy agreste el que describes. Sinceramente, no me atrevería a dar un paso por esos lares, pues, temo todo bicho, araña, culebra, jajaja! me quedo con los pájaros!
    Ciertamente el espíritu aventurero se percibe en cada palabra y en todas las previsones tomadas, la experiencia dice presente...
    Qué ocurrirá?
    Quedo en espera...
    Gaby*

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