Era inquieto y curioso como todo los niños suelen serlo.
Iba y venía. Corría. Miraba. Jugaba. Preguntaba.
Estaba anocheciendo...
Tomó una silla para poder ver el cielo desde la ventana. Imponente. Majestuoso.
Entonces lo recorrió con sus ojitos. Intentó contar las estrellas como todos suelen hacerlo una vez al menos. Y como suele pasar, nunca sabía donde era que había empezado a contarlas.
Y como estaba tan oscuro pudo ver algunas de esas que se las llama fugaces. Esas que caen a la tierra para llevarse pedidos de deseos o para traer mensajes.
¿Papá que son esas?
-estrellas, hijito.....son estrellas
Luego en su ansiosa búsqueda no pudo evitar encontrarse con la luna, que casualmente estaba redonda redondísima.....llena llenísima. Reflejando un gran brillo e intrigantes figuras. Hermosa! Atrapante!
Se quedó impactado por el bello y seductor rostro de la Luna. Se quedó como pensando.
¿Papá y eso que es?
Es la Luna,hijo.....es la Luna
Junto al respeto que inspira el Cielo, se sumó el silencio de la sensación de pequeñez que ingresó como espíritu en el pequeño curioso. Ansioso, ávido de saber y de poseer a todo el Universo si pudiera.
Empostó la voz de manera grave y exclamó convencido..
¡Papá! ¡quiero la Luna!
-¿que? ¿hijo que?
El papá, que estaba absorvido por sus papeles y asuntos. Comenzó a concentrarse mas en el reclamo, porque notó que iba en serio.
Entonces le respondió en tono firme...
-no se puede hijito, la luna es de todos....
pero el nene insistió y fue aumentando su tono en el reclamo, con tal pasión que ya era de modo caprichoso e irrenunciable....
¡quiero la Luna! ¡quiero la lunaaa!
Pasó un largo rato y el niño no podía dormir por su deseo, continuando parado en la silla y mirando jpor la ventana.....insistió e insistió.
Entonces el papá, paciente y resignado, se puso el abrigo y salió por la puerta de calle, yéndose por largo rato.
El niño se quedó parado en la silla con sus coditos apoyados en el borde de la ventana y mirando hacia el cielo. El cual se oscureció de golpe y se apagaron todas las estrellas.
Luego regresó el papá abriendo la puerta y diciéndole....¿querías la Luna? ¡acá tenés la Luna!
El chiquito estiró los bracitos y la tomó entre sus manos temblorosas por la emoción. Con las cuales la acarició con ternura y luego exclamó...
¿esta es la Luna?
Luego se la devolvió a su padre muy conforme y sin hacer nuevos reclamos.
Miró otra vez por la ventana apoyado en sus coditos, viendo entonces como era que el Cielo se iluminaba otra vez.
Quizo intentar contar otra vez a las estrellas pero el sueño lo venció.
Se acostó alli cerquita para dormir tranquilo. Su papá lo arropó.
La luna allí quedó.
-------------
Tal vez a los sueños haya que dejarlos en el lugar en que se encuentran.
Hermoso el sueño del niño que siente que el padre lo puede todo, cuando crezca verá que solo hace todo lo que puede, un abrazo Lao.
ResponderEliminarGracias maría cristina. "el niño que siente que el padre todo lo puede", de grande entenderá y valorará. Un abrazo
EliminarUn precioso cuento y una buena reflexión
ResponderEliminarFelicidades , escritor!!
Gracias Aniagua, me alegra mucho que te haya gustado la reflexión. Felicidades para vos también!
EliminarQue hermoso cuento Lao!! Me quedo con la inocencia del pequeño observador y con el amor incondicional del padre que hace hasta lo imposible por hacer feliz a su retoño. El que tiene la bendición de ser padre o madre sabe que esta historia no dista mucho de la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo para ti.
Gracias Lady Blue. La inocencia de un niño y el amor de una madre o padre hacen una buena ecuación en el medio del corazón
ResponderEliminarTambién te envío un abrazo.
Lady Blue. La inocencia de un niño junto al amor de una madre o padre hacen una excelente ecuación.Gracias, me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarBonito el relato en tu cuento. El amor de los padres hacia los hijos, es tan grande, que lo demuestra tu cuento.
ResponderEliminarCuando somos niños, estamos convencidos de que nuestros padres todo lo pueden, son como dioses, más tarde, nos damos cuenta, que sólo encierran un inmenso amor por nosotros, pero tienen sus limitaciones.
De casualidad he entrado en tu casa y me ha gustado, como te dije al principio, tu cuento.
Si no te importa, volveré y te seguiré leyendo.
Cariños.
Kasioles
Hermoso cuento reflexivo además
ResponderEliminarLao, te vi en un blog amigo, te invito a conocer mi espacio
UN saludo
Kasioles. Muchas gracias por venir, me alegro que te haya gustado. Un saludo afectuoso de mi parte
ResponderEliminarRosa E. Muchas gracias, corro a conocer tu espacio. Saludos
ResponderEliminarY Otros Paisajes. Hola! Iguales deseos para tu año y tu vida!
ResponderEliminar¡¡Gracias por visitar mi utopía del día a día!! y por invitarme a leer e imaginar este precioso cuento, ¿quién no ha querido alguna vez tener la luna?
ResponderEliminarMe quedo con tu reflexión sobre los sueños.
Un abrazote utópico, Irma.-
¡Gracias también a vos mi utópica amiga! Un abrazo de mi parte
ResponderEliminarLAO
ResponderEliminarmuy dulce
gracias al nene, el padre pudo conectarse con la luna, nuestra madre de la noche
porque la luna y las canciones de cuna, la luna y los niños son muy unidos
un beso LAO
Es cierto Magu, La Luna y los niños se atraen mutuamente, muchas gracias por tu comentario. Un beso MAGU
ResponderEliminarMe ha venido a la cabeza una frase que le he visto escribir alguna vez a mi madre "ad astra per aspera" que significa, hacia las estrellas por el camino más difícil o algo así, por eso también pienso que hay sueños que vale la pena que sigan siéndolo.
ResponderEliminarMe gusta mucho también lo que dice Magú, Un beso! :D
gracias Neus, me alegro que te haya gustado, veo que has entendido. No es bueno sacar los sueños de su lugar. Un beso!!
EliminarLao que buen cuento... la verdad buenisimo me hizo volar la imaginacion... y si, hay sueños que son mejor dejarlos en el lugar que se encuentran...
ResponderEliminarabrazo!
Me alegro que te haya gustado Esteban y también su conclusión. UN ABRAZO!
ResponderEliminar