martes, 20 de noviembre de 2012

(capítulo nueve) AVENTURAS Y DESVENTURAS DE DON GREGORIO

cuando leemos o nos cuentan una historia, queremos que tenga un final cien por ciento feliz. Que el príncipe se case con la princesa y que vivan para siempre.
Es natural que sea así y también que lo deseemos para nuestra propia vida.

Por otro lado sabemos que todo no suele cumplirse como lo anhelamos, por  aquello de "una de cal y otra de arena". A ésto no lo acostumbramos entender ni aceptar con plenitud aunque vamos intuyendo  que tiene una misteriosa razón de ser.

Pero si nos llegamos a enterar  que un relato podría tener un desenlace triste muchas veces escapamos leerlo o escucharlo.
También ello es natural según lo pienso, y tal vez ser así hace que nuestra existencia tenga mayor sustento.

A medida que recorremos el tiempo, asumimos con mayor realismo que la vida es el día nuestro de cada día, tal como se va presentando y sacándole buen jugo a esa naranja.
Completamos entonces los baches tristes y los rellenamos con la fantasía, el humor y otros rebusques que nuestra esencia nos provee.


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A Gregorio le fueron ocurriendo muchas cosas, de las unas y de las otras como a cualquier hijo de vecino.Hubo tantos sucesos que el mismo me fue contando, que no me alcanzarían estas páginas y tal vez abusaría de tu tiempo en relatarlos a todos. Por lo tanto voy a tratar de enfocarme en los puntos mas importantes, pero no podré obviar algunos de los pequeños detalles o comentarios al margen que me parecen significativos.

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Estábamos en aquel día en que Gregorio le había avisado a Don Manuel que no concurriría a cenar, ya que a la salida del trabajo, lo primero que hizo fue pasar por la pensión pensando en leer la carta de Luciana antes de irse para la cantina.
Revisó todas sus pertenencias, especialmente las que se encontraban en el bolso marinero. No hubiera podido encontrarla de no ser por su fino olfato y el perfume del sobre. Estaba todo arrugado en el fondo de aquel saco.
Entonces lo abrió rápidamente y extrajo una hoja toda borroneada por la humedad del suelo. Solamente pudo entender algunas palabras que pudieron notarse, tales como "fiesta", "ceremonia", "casamiento", "Caloggero" y al pie, la frase "te espero, Luciana"; imaginó que el contenido de la carta no era otra cosa que la corroboración de lo que ya había pensado , o sea que lo que le estaba anunciando era "que lo esperaba en la fiesta y ceremonia del casamiento con Carlos Caloggero".
Ésto le cayó como un balde de agua fría pensando que el hecho de que el perfume entonces había sido circuntancial, a pesar de que le había alimentado una duda sobre que aun ella mantendría vivo su amor por el   y "¡encima este Manuel!" lo impulsó a engordar el caudal de fantasía.
 Pero por lo menos, entendió luego de tranquilizarse un poco, que encontrarse con la carta le había servido para "afrontar la realidad" y que era normal  que le sucediera,"dado que como se presentaron las cosas, a cualquiera le pudo haber pasado lo mismo", pensó.

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De todas maneras tenía un gran enriedo en la cabeza y angustia en el corazón.Como era muy tarde , suspendió toda idea de ir a la cantina, igualmente entendió que no tendría sentido hacerlo. Se dio un baño y se tiró a dormir pensando en que ya habría pasado el primer charco y ahora debería decidir cual sería el próximo, aunque casi no se dio tiempo para mucha reflexión para poder entender claramente que el segundo tendría que ser encontrarse con sus padres y que tal vez por allí rondaba el meollo mas importante que afrontar y que ello le ayudaría a borrar el resabio de ilusión que le había quedado con Juliana....

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3 comentarios:

  1. Si la vida no siempre tiene finales felices, pero este joven apresuro las conclusiones.

    Cariños

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  2. I've said this before and I will say it again, you are a great writer! Beautiful composition as always :)

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  3. Mirá Lao, yo ya lo casé con Luciana,tuvieron hijos y fueron felices,fin ja ja ja. Un abrazo y sigue el suspenso...

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