TERCERA PARTE
(ante último capítulo)
Parecía que el hecho de aproximarse su egreso hacía que Jeremías no parase de hablar. Se lo veía como invadido por una necesidad de puesta al día o de desahogo por sus sufrimientos y atrapado tal vez por el temor a salir al mundo para abrirse camino por propia cuenta y responsabilidad. Ello se contradecía con el gran deseo de cumplir sus sueños, los cuales eran en gran parte formar una familia que viva tranquila y en paz, como me decía repetidamente con tono de desafío a enfrentar, ya que por las noticias que llegaban, difícilmente podría reencontrarse con sus padres y hermanos. Tristeza profunda le causaba esta muy posible realidad. Muchas veces, en nuestras conversaciones se producían prolongados silencios que no podré olvidar. Eran los momentos en que, con un fino humor que de algún lado habría heredado, repentinamente deslizaba algún comentario chistoso para salir de esos trances.
Me habló sobre su papá diciendo que, pese a que lo llevaba con el auto a muchos lugares como acompañante, prácticamente nunca le hablaba. Al punto de que estaba convencido de que no lo quería, a pesar de llevarlo en el auto con el como ayudante y que eso le gustaba mucho, pero le causaba extrañeza su silencio para con su persona. Siendo un adolescente y en adelante, dejó de besarlo al llegar o despedirse, dándole la mano muy serio y sin decirle nada, "como si me tuviera bronca" y a eso tampoco le encontraba explicación. Hasta una vez, pese a que jamás le había levantado la mano, enojado por algo que jamás entendió lo desafió a tomar un cuchillo para pelear con el. El instinto le había dicho a Jeremías que era por algo que sucedía con su mamá, pero jamás lo entendió. Ante tamaño relato, le dije que, por lo que me había contado, su papá era bueno y jamás le podría haber dicho algo así en serio, que seguramente fue solamente una expresión en sentido figurado, pero no real.
Mientras hablaba, se me volvía a cruzar aquella frase de que "quien mas ama, mas sufre".
Jeremías lo justificaba a su papá diciendo que cuando era muy joven, por accidente había matado a un hermano con un revólver de bajo calibre, dándole en un ojo. Y, pese a que jamás decía una palabra sobre el asunto; el intuía que ese tremendo accidente había signado su carácter para el resto de su existencia. Por otra parte agregaba que admiraba como era que podía soportar ese gran dolor sobre el cual nunca le había escuchado decir una sola palabra; solamente lo que sabía, había sido por versión de su mamá. A lo que se sumaba que, sin mala intención su madre, es decir, la abuela de nuestro amigo, lo reprendió duramente cuando ocurrió ese tremendo suceso. Yo le observé que pudo haber sido una reacción instintiva ante la situación. Me decía también Jeremías, como fue que le impresionaba el cuadro de ese hermanito muerto, colgado en su dormitorio y el hecho de que a su hermano mayor le habían puesto su nombre.
También contaba que su mamá había sido muy tierna con el durante su primera infancia, y que de ella había heredado su inclinación musical y la religiosidad; siendo que la Fe era el secreto que lo estaba sacando adelante en la vida. Pero no se alcanzaba a explicar su cambio brusco con el inculpándolo de cosas que jamás entendió, gritándole casi todo el tiempo y haciéndole que se encargara de cuanta responsabilidad excediera de sus posibilidades según su edad, que no eran necesarias y que los reclamos afectivos que el tenía eran muy superiores.
Para no extenderme demasiado y no te aburras te voy a decir que parecía como si su mamá lo identificara a Jere con su papá y ante las personas conocidas, lo ponía en sus conversaciones como un modelo de muchacho, pero estando en casa era todo lo contrario.
También descubrió con el tiempo que algo había sucedido entre sus padres a lo que no encontraba explicación, pero que cambió completamente el trato entre los dos. "Me acuerdo de una vez que el se ausentó de la casa por unos tres días", lo cual les había generado gran angustia a el y sus hermanos.
Ya desde que ellos eran no tan chicos, la relación de los padres hacía que pelearan mucho entre ellos y los domingos habían dejado de ser una fiesta como antes lo había sido, ya que siempre terminaban con peleas entre ellos, lo cual provocaba en Jere un alejamiento cada vez mayor......
Ya desde que ellos eran no tan chicos, la relación de los padres hacía que pelearan mucho entre ellos y los domingos habían dejado de ser una fiesta como antes lo había sido, ya que siempre terminaban con peleas entre ellos, lo cual provocaba en Jere un alejamiento cada vez mayor......
Me da la impresión que sería sano que Jeremías tuviera cierto enojo hacia sus padres. Lo cuales lo culpado de hechos ajenos, que incluso han cometido ellos. Y no tratar de justificarlos.
ResponderEliminarNo me acuerdo si eran tres partes eso quiere decir que estamos en último capítulo. No lo creo porque lo siento inconcluso.
ResponderEliminarTú me dirás.
Gracias.
Hasta pronto Lao.
P.D. Ya puedo ver las publicaciones de los amigos, hasta el día de hoy.
Algo en común con muchas familias desarmadas por falta de comprensión, pero Jeremías pintaba para más, esperemos el desenlace, un abrazo Lao!
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